Antonio de Egipto decía que el adversario no es el mundo en sí, sino la tentación del mundo; el placer, la complacencia, la pereza y el orgullo.
Los devotos de Gayatri saben de esto. La multiplicidad puede ser un disfraz donde ocultamos nuestras más sublimes aspiraciones. Nos perdemos, nos diluimos entre tantas imágenes y colores que perturban nuestras más santas determinaciones. Pero también comprendemos que la rigidez de las prácticas espirituales pueden ocultar una buena porción de nuestra orfandad e incapacidad de ser santos en medio del mundo, junto al mundo, a pesar del mundo. En cualquiera de los dos casos, debemos recogernos en el profundo de nuestros corazones y fijar allí nuestras ansias de eternidad. Gayatri es el puente de amor y belleza que nos conducirá sin sobresaltos
Los devotos de Gayatri saben de esto. La multiplicidad puede ser un disfraz donde ocultamos nuestras más sublimes aspiraciones. Nos perdemos, nos diluimos entre tantas imágenes y colores que perturban nuestras más santas determinaciones. Pero también comprendemos que la rigidez de las prácticas espirituales pueden ocultar una buena porción de nuestra orfandad e incapacidad de ser santos en medio del mundo, junto al mundo, a pesar del mundo. En cualquiera de los dos casos, debemos recogernos en el profundo de nuestros corazones y fijar allí nuestras ansias de eternidad. Gayatri es el puente de amor y belleza que nos conducirá sin sobresaltos